lørdag 14. juli 2012

Se tendió la vaca herida,


Arboles y arroyos trepaban por sus cuernos.
su hocico sangraba en el cielo.


su hocico de abejas
bajo el bigote lento de la baba.
Un alarido blanco puso en pie la manana.


Las vacas muertas y las vivas,
rubor de luz o miel establo,
balaban con los ojos entornados.


Que se entren las raíces
y aquel nino que afila su navaja
de que ya se pueden comer la vaca.



Arriba palidecen
luces y yugulares.
Cuatro pezuñas tiemblan en el aire.


Que se entere la luna
y esa noche de rocas amarillas
que ya se fue la vaca de ceniza.


Que ya se fue balando
por el derribo de los cielos yertos,
donde meriendan muerte los borrachos.



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